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Ships of U.K.

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Desde principios del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, la Royal Navy del Reino Unido fue la más poderosa del mundo, derrotando a las armadas de Francia, Holanda y España para establecer al Imperio Británico como la fuerza dominante mundial - el "imperio en el que el sol nunca se pone" - e influenciar, todavía en la actualidad, muchos aspectos de la vida diaria en numerosos países de todo el mundo. A causa de esta primacía histórica, y aunque muchas otras armadas tienen nombres parecidos, solo se califica sin más como "The Royal Navy" a la del Reino Unido. La Royal Navy fue la precursora de muchos progresos en tecnología naval y estrategia; el HMS Dreadnought, cuyo revolucionario diseño impresionó de tal manera al mundo que todos los acorazados fueron definidos de manera genérica como "dreadnought" o "pre-dreadnought"; los primeros cruceros de batalla; el primer portaviones con cubierta de vuelo; el ataque exclusivamente aéreo de la Batalla de Tarento; las medidas anti-submarino como el sonar, la radiogoniometría HF-DF, hidrófonos, cargas de profundidad, el mortero "hedgehog" o "erizo"; e innovaciones del diseño de los portaviones como concentrar el puente de mando y torre de control en una superestructura en isla en el lateral de la nave (en oposición a la configuración de cubierta de vuelo despejada), las rampas de salto y las cubiertas de vuelo de largo total, blindadas y en ángulo.


Hasta, y durante la I Guerra Mundial, Alemania intentó desafiar el poder de la Royal Navy solo para verse bloqueados y frustrados por la superioridad táctica (obtenida durante siglos de experiencia) de estos últimos. Sin embargo, la eficacia de los submarinos alemanes contra los barcos sin escolta enseñó a los británicos lecciones importantes en tácticas de convoy, unas enseñanzas que los americanos aprenderían rápidamente tras su entrada en la II Guerra Mundial. Aunque la I Guerra Mundial mermó a los británicos, y consecuentemente a la Royal Navy, todavía era una formidable potencia, y después de que los tratados navales de Londres y Washington fueran incumplidos por el resto de naciones firmantes en 1938, inició rápidamente su rearme para reafirmar su lugar como una de las armadas más potentes del mundo. A pesar de ello, no fue tarea fácil ya que sufrieron pérdidas masivas en los inicios de la II Guerra Mundial con el hundimiento del HMS Courageous, HMS Glorious y HMS Hood en el Atlántico, y el HMS Hermes, HMS Repulse y HMS Prince of Wales en el Pacífico. No obstante, la resiliencia de la Royal Navy acabó por imponerse, teniendo un papel principal en las Operaciones Dynamo, Husky, Torch, Avalanche y Overlord; la vigilancia de las rutas de suministros que permitieron a los británicos y sus aliados luchar en todos los frentes de la guerra; la Flota Británica del Pacífico se distinguió en cada combate en el que se vio envuelta, a pesar de enfrentarse a variadas dificultades logísticas y políticas; el sistemático castigo y hundimiento a los poderosos acorazados y cruceros de batalla de la marina de guerra alemana; la incautación de muchas máquinas y códigos de cifrado del tipo "Enigma"; y la casi aniquilación de la flota de submarinos alemanes en la Batalla del Atlántico. Ambas Guerras Mundiales erosionaron en gran medida el Imperio Británico y su declive significó la entrega por parte de la Royal Navy a la armada de los Estados Unidos las riendas como la marina armada más poderosa del mundo.



Historia

Cruceros

La historia de los cruceros de la Royal Navy es la de la innovación y la economía. Al igual que los de las potencias navales rivales, la Royal Navy poseía principalmente -a comienzos del siglo XX- dos tipos básicos de cruceros: los cruceros acorazados y los cruceros de reconocimiento. Aunque había muchos diseños diferentes que reflejaban la influencia simultánea de una tecnología que avanzaba rápidamente y el conservadurismo naval, casi todos hubieran encontrado acomodo en la línea de batalla (cruceros acorazados) o sirviendo como los ojos de la flota o junto a los destructores (cruceros de reconocimiento).

En 1907, las lecciones aprendidas por las grandes potencias navales tras la Batalla de Tsushima -así como el diseño y construcción al mismo tiempo del HMS Dreadnought- confirmó que el fin de la era de los cruceros acorazados era inminente. Para la Royal Navy, esta fue una época de todavía mayor y más rápida experimentación en los diseños. Bajo el liderazgo de Sir John Fisher, la Royal Navy estaba a punto de entrar en un periodo de reforma y rearme, las consecuencias del cual iban a ayudar a dar forma al futuro desarrollo de los cruceros británicos. Gracias al enérgico apoyo de Fisher a la teoría de los cruceros de batalla, el diseño de los cruceros en la Royal Navy empezó a mostrar preferencia por barcos más pequeños y rápidos. Los cruceros de batalla de la Royal Navy construidos en la época post-HMS Dreadnought pero antes de la I Guerra Mundial eran robustos, bien armados y poseían unas buenas cualidades marineras en comparación con sus homólogos de otras armadas. El cañón de 152mm se convirtió en el armamento estándard de los cruceros británicos durante este periodo.

Durante la I Guerra Mundial, el servicio de la Royal Navy consistió principalmente en la protección de los barcos de la Entente, en la persecución de los cruceros alemanes encargados de sabotear la navegación, en lidiar con los navíos más ligeros de la marina de guerra alemana y también sirviendo en su tradicional rol de exploración para su flota. La producción de cruceros alcanzó su máximo histórico , con más de cincuenta barcos construidos antes del final de la guerra en 1918; todos ellos diseños más pequeños y rápidos.

El periodo de entreguerras fue de moderación y limitaciones para la Royal Navy. En deuda con los EEUU, poseyendo un gran número de barcos que tenían que ser retirados del servicio, y careciendo de la expansión económica que permitió los programas de construcción naval anteriores a la guerra, el Reino Unido enseguida se mostró dispuesto a firmar el Tratado Naval de Washington de 1922. La construcción de cruceros cayó bruscamente y las prioridades de los diseños empezaron a cambiar. Lo que era necesario en ese momento eran cruceros que pudieran ser producidos por poco dinero, que tuvieran habilidades operacionales adaptadas a cualquier tipo de climatología, un coste operativo bajo y una larga durabilidad. La elección de armamento principal continuaría siendo el cañón de 152 mm, a pesar de la construcción de la clase Hawkins, que portaba cañones de 190 mm.

La firma del Tratado Naval de Londres en 1930 tendría consecuencias en el diseño de los cruceros en todo el mundo. Estos serían definidos como "ligeros" o "pesados" en función de su armamento, con los cruceros ligeros montando cañones de hasta 155 mm y los cruceros pesado montando cañones desde 155 mm hasta un límite de 203 mm. Aunque la Royal Navy evolucionaría el diseño Hawkins — desplegando cruceros pesados armados con cañones de 203 mm, empezando con la clase County - las preferencias continuarían estando del lado de los cruceros ligeros más pequeños y baratos de construir y operar, con cañones de entre 133 mm y 155 mm. Esta política continuaría en vigor a lo largo de la II Guerra Mundial ya que no fueron construidos más cruceros pesados tras las clases County y York.

La II Guerra Mundial sería testigo de la importancia de los cruceros de la Royal Navy, participando en prácticamente todos los tipos de misión imaginables - desde fuego de apoyo artillero naval hasta protección de convoyes - en todos los océanos del mundo. Flexibles y competentes, los cruceros británicos y de la Commonwealth participarían en casi todas las acciones emprendidas por sus respectivas armadas, desde la derrota del Admiral Graf Spee hasta la defensa de los convoyes del Ártico o la protección de la fuerza operativa de portaviones del Pacífico. Este tipo de cruceros continuarían teniendo una alta demanda de servicios con la Royal Navy hasta el final de la guerra, y también en lo años de posguerra y guerra fría, con el último de ellos, la clase Tiger, siendo retirado del servicio en diciembre de 1979.

Estilo de juego

En World of Warships, los cruceros británicos ligeros comparten muchos parecidos con los cruceros estadounidenses y alemanes, con cañones de disparo rápido instalados en torretas con alta velocidad de rotación; sin embargo - con la excepción del Belfast (en sus dos variantes) - solo disparan munición de alta penetración o AP (también del inglés "Armour Piercing"). Mientras la falta de proyectiles de Alto Explosivo o AE reduce su versatilidad en sus combates contra enemigos más acorazados o bien angulados, las espoletas y valores de penetración de sus proyectiles AP están mejorados con respecto a los de otras naciones, por lo que sus disparos pueden penetrar en lugares donde normalmente rebotarían. Además, no poseen otra de las principales defensas de los cruceros; el consumible de Fuego AA Defensivo. Esto significa que los cruceros ligeros de la Royal Navy no disponen de ayuda en caso de ataques aéreos, lo que no es tan preocupante como parece ya que su fuego AA está a la altura del de los cruceros estadounidenses (e incluso lo supera en el Neptune y el Minotaur). Su blindaje es bastante delgado y tienen grandes ciudadelas, aunque como los cruceros estadounidenses, esta debilidad se compensa parcialmente por el hecho de que sus ciudadelas se encuentran en gran parte por debajo de la línea de flotación, con las partes expuestas reforzadas con blindaje adicional. Sin embargo, las malas noticias acaban aquí; aunque tienen tiempos de giro de timón dentro de la media, los cruceros británicos disfrutan de valores de aceleración extremadamente buenos (y buenas velocidades máximas) que les permiten mantener altas velocidades incluso cuando realizan giros bruscos; sus valores de ocultamiento están entre los mejores entre los cruceros de todas las naciones; tienen acceso adicional a otros consumibles como el de Equipo de Reparación, Radar de Vigilancia y Generador de Humo, con los que la mayoría del resto de cruceros solo pueden soñar en tener, proporcionándoles una utilidad incomparable. Su armamento de torpedos es suficiente en la mayoría de los casos - tienen alcances decentes, con una velocidad de 60 nudos - y en lugar de elegir solo entre lanzarlos con dispersión ancha o estrecha, los capitanes pueden dispararlos individualmente o vaciar la lanzadera de una sola vez. Los capitanes más hábiles usarán la agilidad y las herramientas de estos cruceros para proporcionarse posiciones ventajosas o evitar situaciones complicadas, y dictar así sus propias condiciones en sus confrontaciones.

Acorazados

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Destroyers

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II Medea
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VI Icarus
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VI Gallant Doblones
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VII Jervis
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VIII Lightning
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VIII Cossack Doblones
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VIII Cossack B Doblones

Cruisers

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III Caledon
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IV Danae
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V Exeter Doblones
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VI London Doblones
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VI Dido Doblones
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VII Fiji
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VII Surrey
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VII Belfast Doblones
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VIII Edinburgh
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VIII Albemarle
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VIII Cheshire Doblones
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VIII Tiger '59 Doblones
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VIII Belfast '43 Doblones
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VIII Hampshire Doblones
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IX Drake

Aircraft Carriers

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IV Hermes
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VI Ark Royal Doblones
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VIII Indomitable Doblones
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